Año 16. Nº 1


FLORA AUTÓCTONA DE LA CORDILLERA EL MELÓN Y DEL CERRO TABACO, SITIOS PRIORITARIOS PARA LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD, REGIÓN DE VALPARAÍSO, CHILE.

Native flora of cordillera El Melón and Tabaco mountain, prioritary sites for biodiversity conservation,
Región de Valparaíso, Chile.

Lorena FLORES-TORO1 & Javier AMIGO2

1 Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Católica Sedes Sapientiae. Jr. Aries 923. Distrito Los Olivos, Lima (Perú).

lflorestoro@gmail.com

2 Departamento de Botánica, Universidad de Santiago de Compostela. E-15782 Santiago de Compostela (España) 

RESUMEN

Se ha realizado un estudio de las comunidades vegetales existentes en dos elevaciones de la cordillera de la Costa de la Región de Valparaíso (V). Como paso previo necesario se ha recolectado, reconocido y estudiado la flora vascular, exclusivamente autóctona, de ambos sistemas montañosos. Para cada elemento de este conjunto de flora se comentan su abundancia, rango altitudinal, preferencias ecológicas o tipo de comunidad vegetal en la que fue encontrado. Se lista un total de 279 taxones, algunos de rango subespecífico o varietal, repartidos en 75 familias. En numerosos casos se aportan informaciones que intentan contribuir a la diferenciación de algún taxón con respecto a otros morfológicamente afines, o simplemente se explican los límites de fiabilidad de algunas determinaciones florísticas en función de la información disponible o de la escasez de los hallazgos.

Se aporta una descriptiva abreviada de la geografía del área estudiada (una superficie de 71.906 has), de su catalogación bioclimática, y una sucinta definición ecológica de las distintas comunidades vegetales reconocidas. Como la identificación de estas comunidades se hizo con criterios de la Fitosociología Sigmatista, se incluye un apéndice sintaxonómico que resume las relaciones jerárquicas entre los sintaxones citados en el texto.

Palabras clave: flora vascular, bioclima mediterráneo, biodiversidad vegetal, endemismos.

ABSTRACT

We performed a study of the existing plant communities in two elevations of the Cordillera de la Costa in the Region de Valparaíso (V). As a necessary previous step the main part of vascular flora, native exclusively, of both mountain systems has been collected, recognized and studied. For each element in this floristic catalog are showed the abundance, the altitudinal range and the ecological preferences or vegetation type in which each species was found. In whole 279 different taxa were identified, some of them at subspecific or varietal level, distributed in 75 families. In several cases our information try to differentiate a taxon with respect to other morphologically similar, or just to explain the limits of reliability of some identifications based on poor information available or shortage of the findings.

We include a brief description of the geography of the study area (71,906 ha in whole), of its bioclimatic characterization, as well as a short ecological definition of the different plant communities recognized. Given that these plant communities have been identified under Sigmatistic Phytosociology criteria, we include an Appendix summarizing the hierarchical relationships of the syntaxa cited in the text

Key words: vascular flora, mediterranean bioclimate, plant biodiversity, endemics.


INTRODUCCIÓN

Como parte integrante de un estudio de tesis doctoral se decidió estudiar las comunidades de plantas vasculares presentes en algunas áreas de la mitad septentrional de la Región de Valparaíso. De tales áreas las porciones más extensas se correspondían con los dos macizos montañosos que se destacan en el título: la cordillera El Melón y el macizo del cerro Tabaco. Un criterio fundamental en la elección de estos dos sistemas montañosos se basó en que ambos corresponden a sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad de la Región de Valparaíso (CONAMA-PNUD 2005).

Para el estudio de las comunidades vegetales es imprescindible el conocimiento de la flora; por ello se realizó un muestreo intenso a lo largo de los años 2008 a 2011 recolectando las especies de flora vascular, especialmente aquellas que se integraban en las formaciones de vegetaciones que se iban perfilando. De ahí surge el presente catálogo.

El territorio estudiado, delimitado según el criterio de CONAMA-PNUD (2005), abarcaba una superficie total de 71.906 has, repartidas entre las 42.586 has del sitio prioritario cordillera El Melón, y las 29.320 has del macizo cerro Tabaco (cª El Melón y c° Tabaco en Mapa 1). Ambos macizos presentan cumbres que superan los 2.000 m s.n.m., pero sus límites altitudinales inferiores fueron delimitados por criterios no expresamente manifiestos en el trabajo de CONAMA-PNUD, por lo que en nuestro caso optamos por trabajar a partir de niveles altitudinales en los que se apreciase vegetación autóctona no fuertemente antropizada o con huellas evidentes de presión continua por parte de hombre y de los animales (cultivos, potreros, tranques de relave de minerías, etc.). Por esa razón la flora y vegetación estudiadas se han considerado solo a partir de ciertas cotas altitudinales: a partir de los 900-1000 m en el macizo del cerro Tabaco y a partir de los (500) 600 m en las laderas occidentales de la cordillera El Melón.

MÉTODOS

Reseña geográfica y geomorfológica del área de estudio

En la Región de Valparaíso, interfluvio La Ligua - Aconcagua, la cordillera de la Costa se bifurca en dos macizos de gran extensión: los Altos de Putaendo y los Altos de Catemu.

Los altos de Putaendo están formados por una cadena de montañas de orientación noreste-suroeste, muy ramificada en cordones laterales que encierra cuencas de diversas magnitudes cuyas aguas bajan finalmente hacia el río La Ligua al norte y Aconcagua al sur. Esta cordillera tiene una longitud de 54 km en línea recta y una extensión transversal de 24,5 km. La dorsal se une a la precordillera andina. En este cordón existe solo una cota de más de 3.000 msnm y 75 cumbres sobre 2.000 msnm (Portal-Montenegro 1993). En esta cordillera se inserta uno de los sitios de estudio: cerro Tabaco con 2.341 msnm.

Los altos de Catemu corresponden a un extenso macizo montañoso que se localiza al oeste de los anteriores. Su eje longitudinal mide 45 km de largo y su ancho máximo alcanza a 30 km. Las cumbres más altas se elevan hasta los 2.300 msnm, distinguiéndose en la dorsal principal 45 cumbres y portezuelos con alturas superiores a 2.000 msnm (Portal-Montenegro 1993). Entre las cumbres más importantes destacan, en su extremo norte el cerro Chache de 2.338 msnm y en su extremo sur el cerro Caquis con 2.186 msnm. En general, este macizo es conocido con el nombre de “cordillera El Melón” (Mansilla, 2007), denominación que le dio el nombre al “Sitio Prioritario” que la representa y que es objeto de este estudio.

No obstante estar inserta en una de las regiones más pobladas de Chile, el acceso a sus cumbres se ve bastante dificultado porque no cuenta con ningún tipo de infraestructura habilitada que facilite el acceso a éstas. Explorando estas cumbres hemos logrado detectar una serie de especies de flora endémica que vendrían a incrementar la flora regional y a ampliar sus rangos de distribución actualmente reconocidos.

Catalogación bioclimática del área de estudio

Si nos atenemos a la clasificación del clima de Köppen (1948), la adoptada por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), el territorio de estudio responde al tipo Csb, que es el dominante en la Región de Valparaíso. Según la nomenclatura utilizada por este autor, significa: C, Templado; s, Secoestival y b, la temperatura del mes más caliente es inferior a 22°C, y durante cuatro meses, por lo menos, es superior a 10°C. Dentro de la región distingue entre un clima “Seco de estepa” al norte del río Aconcagua (que sería nuestro caso) y un “Templado" en el resto de la región, con algunas variaciones.

Según otra más reciente y más citada clasificación bioclimática (Di Castri & Hajek 1976) el régimen pluviométrico y el tipo bioclimático en Chile Central son mediterráneos. Más precisamente, la Región de Valparaíso se encontraría bajo la influencia de un clima predominantemente mediterráneo semiárido, con algunas localidades enmarcadas dentro de los tipos climáticos mediterráno subhúmedo (Zapallar) y mediterráneo árido (Los Andes).

No obstante lo anterior, hemos asumido una caracterización bioclimática siguiendo las propuestas de Rivas-Martínez (1993, 2004) y Rivas-Martínez et al. (2011) por su amplio uso tanto en Europa como en ambas Américas y su ya probada aplicabilidad en Chile (Amigo & Ramírez 1998; Luebert & Pliscoff 2006). Según ésta el territorio estudiado, al igual que toda la región de Valparaíso, pertenecen al Macrobioclima Mediterráneo; partiendo de eso y de los datos que pudimos obtener de diversas estaciones meteorológicas para poder aplicar los índices que utiliza esta clasificación, podemos expresar lo siguiente:

+ Por los valores del índice de continentalidad (Ic) el bioclima de ambas sierras se incluye entre las categorías de Oceánico o de Hiperoceánico, estando representado éste último solamente por las estaciones meteorológicas que se sitúan entre la cordillera de la Costa y el Pacífico. El efecto biombo de nieblas que supone la cordillera El Melón y su continuación hasta el cerro Campana y el cerro El Roble, explica que estaciones a poniente del macizo (como La Ligua, La Cruz o Quillota) resulten “hiperoceánicas”, con Ic < 11, mientras que las que quedan hacia oriente (San Felipe, Rungue, Calle Larga) dan valores de oceánicas.

+ Por similar razón, la caracterización ombroclimática revela que las estaciones a poniente de la cordillera El Melón dan valores de categoría “Seco” (incluso en el lago Peñuelas se registra el nivel “Subhúmedo”), mientras que las que quedan a oriente entran en categoría “Semiárido”.

+ Finalmente siguiendo la citada clasificación Rivas-Martínez se han intentado delimitar los llamados pisos bioclimáticos definidos en función del termotipo y del ombrotipo. Los pisos termoclimáticos identificables a partir de los datos de las estaciones meteorológicas obtenidos en la Región de Valparaíso (excluyendo la cordillera de los Andes) se pueden cifrar en tres: Termomediterráneo, Mesomediterráneo y Supramediterráneo. A efectos prácticos, el modelo permite subdividir cada “piso” en dos mitades u “horizontes” (superior e inferior), para matizar más las posibles variaciones que se presenten en una cliserie de altitud.

La absoluta ausencia de estaciones de registro de datos climáticos en las áreas montañosas estudiadas dificulta grandemente la aplicación del modelo a la hora de poder hacer cartografía en detalle; pero en la medida en que podemos correlacionar indicadores fitocenóticos con pisos termoclimáticos y utilizar la distribución espacial de aquéllos para inferir la presencia de éstos, hemos apreciado que el piso Termomediterráneo no debe rebasar los 600 m de altitud en la vertiente occidental de la cordillera El Melón aunque puede alcanzar los 750 m en las faldas del cerro Tabaco. También estimamos que el límite Mesomediterráneo/Supramediterráneo se debe situar a partir de los 1600-1700 m en las vertientes occidentales de la cordillera El Melón y de los 1700-1800 en el cerro Tabaco, dado su ombroclima algo más xérico.

Por lo que acabamos de precisar y por las cautelas expresadas en la Introducción sobre los límites altitudinales inferiores, que hemos respetado para no trabajar con una cubierta vegetal excesivamente degradada, todas las comunidades vegetales que se exponen en el apartado correspondiente (“Unidades de vegetación”) se distribuyen entre los pisos Mesomediterráneo o Supramediterráneo, salvo algunas puntuales muestras de bosques de ribera que podemos atribuir al Termomediterráneo.

Exposición del catálogo de la flora


Los datos que contempla el catálogo florístico para cada taxón son los siguientes:


+ Nombre del taxón:
La nomenclatura de especies para los grupos de Monilophyta (antes incluidos en el concepto de Pteridophyta) y Gymnospermae, sigue a Marticorena & Rodríguez (1995). La nomenclatura para Angiospermas sigue a Zuloaga et al. (2009), excepto para Asteráceas que se sigue a Flann (2009).


+ Sinonimia
: Se indican solo aquellos sinónimos, que aun estén en uso y hayan sido citados recientemente como nombres científicos válidos en la literatura científica o técnica.


+ Familia
: La nomenclatura y la circunscripción de familias de Monilophyta y Gymnospermae, se basan en Marticorena & Rodríguez (1995). Para las Angiospermas, se sigue la propuesta del Angiosperm Phylogeny Group que generalmente es el criterio recogido en Zuloaga et al. (2009). Es un tanto controvertida la repartición de familias del grupo clásico Monocotiledóneas. Somos conscientes de que las síntesis taxonómicas más recientes apoyan con estudios moleculares la subordinación de la familia Alliaceae con rango de subfamilias, en el seno de las Amaryllidaceae (A.P.G. 2009), sin embargo, mantenemos Alliaceae debido que en la literatura de especialidad géneros como Gilliesia y Miersia se han incluido en ella en los últimos 10-15 años.


+ Forma biológica
: Para cada especie se indica su biotipo de acuerdo a Raunkiaer (1937), modificado en Peinado et al. (2008). Distinguiendo para la zona de estudio Mesofanerófitos (8 – 30 m), Microfanerófitos (2 - 8 m), Nanofanerófitos (menores a 2 m), Fanerófito epifítico, Fanerófito parasítico, Fanerófito trepador, Caméfito, Hemicriptófito, Geófito y Terófito.


+ Rango de distribución
: Se indica el rango de distribución de las especies según Zuloaga et al. (2009), indicándolo en el texto de acuerdo a las siguientes categorías:

Nativa = Para los taxones que se encuentran naturalmente en Chile y otros países (incluida o no Argentina).

Endémica de Chile = Para taxones que crecen exclusivamente en territorio nacional.

Endémica de Chile-Argentina = Para taxones propios que se comparten exclusivamente entre los territorios vecinos de Chile y Argentina.

Como el objetivo era estudiar la vegetación natural se han descartado de esta lista las especies adventicias, en su mayoría terófitos invasores, cuya presencia representa siempre un alejamiento de las condiciones de pristinidad como consecuencia del uso del territorio por el hombre y su ganadería. Por tanto, aunque en el territorio estudiado se encuentren especies introducidas tan conocidas como Anthriscus caucalis, Avena barbata, Euphorbia peplus, Fumaria capreolata o Stellaria media, tales especies han sido eliminadas de la lista.


+ Comportamiento territorial
: Se describe el rango de distribución latitudinal de la especie en territorio chileno, tomado de la literatura taxonómica consultada para la identificación del taxón y de Zuloaga et al. (2009). También se indica el rango de distribución altitudinal en que fue encontrada la especie dentro del área de estudio.


+ Localidad
: Se indica la presencia de los taxones en una, otra, o ambas de las localidades que se han estudiado. Para esto se usa la siguiente simbología: ME = cordillera El Melón. TA = cerro Tabaco.


+ Comportamiento fitosociológico
: Se señalan las asociaciones o comunidades en las cuales dicha especie ha sido encontrada, bien como especie característica, bien como acompañante de presencia casual. Para aportar esta información, se hace referencia a las comunidades al interior de un recuadro usando la simbología expresada en la Tabla 1. Como parte del catálogo se expone una reseña un poco más precisa del tipo de comunidad vegetal que representa cada una de estas asociaciones. Asimismo se añade información, en cursiva, acerca de si el taxón es característico de alguna unidad sintaxonómica por encima del nivel de asociación. La relación de las distintas unidades entre sí se expresa de forma jerárquica en el esquema sintaxonómico del Apéndice I (hay un link al final del este documento).

 

RESULTADOS

 

La flora vascular

Se expone un catálogo de la flora vascular comentado que alcanza a 279 taxones, que se incluyen en 75 familias. La relación de especies mostrando los atributos expuestos en la metodología, en la sección exposición del catálogo de la flora, se muestran en los catálogos parciales cuyos links se encuentran a continuación:

 

CATALOGO ILUSTRADO DE LA FLORA VASCULAR

Monilophyta y Gimnospermatophyta

- Angiospermatophyta

Familias A-B

Familias C-I

Familias K-Z



Las unidades de vegetación

Las comunidades vegetales reconocidas han sido argumentadas con base en su la composición de su flora, en sus relaciones biogeográficas, y en su coherencia con un esquema de ordenación fitosociológica. Sin querer entrar en profundidades descriptivas intentaremos explicar a qué requisitos ecológicos, bioclimáticos o dinámicos corresponde cada comunidad a la que se le destina un nombre de asociación o, en algún caso, un nombre de alianza (el rango fitosociológico superior a la asociación). Las abreviaturas de nombres de cada comunidad y su “Nº de orden” se corresponden con lo exhibido en la Tabla 1.

+ Grupo 1: Bosques y arbustedas climatófilos.

Las dos asociaciones que corresponden a los bosques de mayor biomasa, con dominio de mesofanerófitos y abundancia de lianas y hierbas nemorales son la Beilschmiedietum miersii (Bm, nº 6) y la Boldo-Cryptocaryetum albae (BCa, nº 3). Ambas se presentan en el piso Termomediterráneo, fuera del territorio de estudio, y alcanzan el Mesomediterráneo; la Bm por ser de exigencias más mesofíticas se queda apenas en el horizonte inferior del piso Mesomediterráneo y está dominada por el belloto (Beilschmiedia miersii) mientras que la BCa, el llamado bosque de peumo y boldo, es algo menos exigente en humedad y temperatura, por lo que puede mantenerse reconocible hasta el horizonte Mesomediterráneo superior. Información detallada de la composición de la flora de cada una de estas asociaciones se puede encontrar en Amigo & Flores-Toro (2012a).

      La asociación de bosque que llamamos Mutisio latifoliae-Quillajetum saponariae (MQs, nº 17) alcanza tallas menores y casi siempre se presenta en manchas pequeñas y abiertas por la presión del ganado que pace en libertad; se desarrolla el horizonte Mesomediterráneo superior en la cordillera El Melón (tenemos muestras entre los 1200 y los 1800 m) y está caracterizado por Quillaja saponaria, Azara petiolaris y Kageneckia angustifolia, acompañados invariablemente por la enredadera Mutisia latifolia.

      En el macizo del cerro Tabaco se da una situación similar: por encima del nivel altitudinal al que llegan fragmentos de BCa se presentan bosquetes o arbustedas altas dominadas por Lithraea caustica y Quillaja saponaria e incluso con peumo (Cryptocarya alba), en el horizonte Mesomediterráneo superior (de 1200 a 1500-1600 m) que hemos denominado Azaro dentatae-Lithraeetum causticae (ALc, nº 1). Por encima de ese rango de altitudes y hasta los 1800 (1900) m se presentan bosquetes abiertos de Quillaja saponaria con Colliguaja integerrima y esporádicamente también frangel (Kageneckia angustifolia); esta comunidad la hemos denominado Colliguajo integerrimae-Quillajetum saponariae (CQs, nº 9) porque presenta algunas diferencias florísticas con respecto a su homóloga en la cordillera El Melón, aunque ambas marcan el paso desde el horizonte Mesomediterráneo superior al piso Supramediterráneo.

      La última comunidad de bosque considerada, es la correspondiente al cipresal de cerro Tabaco, formación abierta y relictual que corresponde al límite septentrional absoluto para Austrocedrus chilensis. Aunque es una arboleda muy abierta, que se extiende a golpes discontinuos porque los cipreses se aferran a pequeños espolones y resaltes rocosos, pueden albergar algunas especies de flora que se refugia bajo los árboles más que centenarios y dan coherencia florística a una asociación: la denominamos Schino montani-Austrocedretum chilensis, (SAc, nº 21) nombre cuya primicia se la debemos a nuestro recordado ecólogo forestal Rodolfo Gajardo.

+ Grupo 2: Arbustales esclerofilos de pre-bosque y matorrales seriales no orófilos.

La asociación Boldo-Lithraeetum causticae (BLc, nº 5) descrita hace más de medio siglo por Oberdorfer (1960) con muy pocos inventarios, la hemos reconocido en Melón-Tabaco solamente en el horizonte Mesomediterráneo inferior y por tanto con una presencia reducida al menos para observar muestras en aceptable estado de conservación. Se trata de formaciones de arbustedas o bosquetes de talla variable en la que dominan Lithraea caustica y diversos micro- y nanofanerófitos que proliferan al abrirse y degradarse los bosques esclerofilos de peumo y boldo: Escallonia pulverulenta, Kageneckia oblonga o Azara celastrina son buenas características. No es menor la compañía de Peumus boldus e incluso de Cryptocarya alba, que indican que BLc es una etapa serial, de prebosque, de los bosques esclerofilos de Cryptocaryion albae.

      Interpretamos los matorrales seriales, resultado de la dinámica de degradación de los bosques esclerofilos, con las dos asociaciones que hemos reconocido en Melón-Tabaco: el matorral espinoso de Cestro-Trevoetum trinervis (CTt, nº 10) que es frecuente en el Termomediterráneo y se presenta hasta el Mesomediterráneo inferior, mientras que al subir al nivel del Mesomediterráneo superior las formaciones de matorral serial las interpretamos como Haplopappo-Colliguajetum odoriferae (HCo, nº 13). La primera asociación se caracteriza por arbustos espinosos y termófilos (Retanilla trinervia, Podanthus mitiqui, Adesmia confusa, Teucrium bicolor, Acacia caven), mientras que en la segunda las leñosas más significativas son Colliguaja odorifera, Gochnatia foliolosa o Proustia cuneifolia, pero en cambio dejan de aparecer las citadas características de la CTt. Ese cambio que se puede apreciar entre los 1100-1200 m, según macizos y orientaciones, lo asociamos al paso del horizonte Mesomediterráneo inferior al Mesomediterráneo superior.

      En el macizo del cerro Tabaco se aprecia un matorral serial que se desarrolla en la franja de altitud correspondiente a las arboledas de quillay con frangel de la CQs; la interpretamos como una lógica etapa serial de ésta y la denominamos Schino montani-Colliguajetum integerrimae (SCi, nº 22). Su ausencia en la cordillera El Melón (aunque tal vez presente en puntos de la ladera oriental de ésta que no pudimos muestrear) indican que SCi soporta mejor la xericidad y un clima menos oceánico.

      También como matorral serial pero representando un nivel de degradación de la vegetación natural mucho mayor hemos reconocido una comunidad presidida por diversas especies del género Baccharis. Es un matorral abierto, discontinuo, con arbustos de talla más modesta, propia del Termomediterráneo y del Mesomediterráneo inferior, pero con ciertas apetencias nitrófilas ya que se ve favorecido por el pastoreo; por esto mismo también es una vegetación más pobre en especies. La hemos denominado Baccharidetum paniculato-linearis (Bpl, nº 7).

+ Grupo 3: Matorrales orófilos

Incluimos en este epígrafe diversas asociaciones que se caracterizan por desarrollarse en las áreas más elevadas de ambos macizos montañosos que identificamos con el piso Supramediterráneo. El conjunto más interesante por abarcar las comunidades de mayor extensión en las zonas altas de ambas sierras, tienen en común su pertenencia a una unidad fitosociológica propia: la Ephedro chilensis-Chuquiragetea oppositifoliae (Amigo & Flores-Toro 2012b).

En este colectivo encontramos matorrales más o menos densos presididos por Chuquiraga oppositifolia, Senecio microphyllus, Tetraglochin alatum, Ephedra chilensis, entre otras, intercaladas con diversas herbáceas y monocotiledóneas de cierto interés. Así reconocemos a la Mutisio acerosae-Chuquiragetum oppositifoliae (MCh, nº 15), abundante en Melón-Tabaco. En posiciones más pedregosas y de cierta mayor xericidad edáfica distinguimos otra versión a la que denominamos Mutisio acerosae-Mulinetum spinosi (MMs, nº 16) porque en ella se rarifica Chuquiraga oppositifolia pero se hace mucho más dominante Mulinum spinosum y se manifiestan algunas especies más xéricas como la cactácea Eriosyce aurata. También hemos distinguido una versión de este tipo de matorrales que se presenta en los límites altitudinales inferiores del Supramediterráneo (alcanzando incluso los bordes superiores del Mesomediterráneo superior); la hemos denominado Haplopappo velutini-Chuquiragetum oppositifoliae (HCh, nº 12) y se distingue porque se enriquece con algunas especies que no soportan los fríos de las cumbres como Calceolaria segethi, Calceolaria hypericina, Guindilia trinervis o Mutisia latifolia. Finalmente en las depresiones de cumbres donde la topografía puede favorecer el mantenimiento de la humedad freática durante más tiempo (incluso formándose alguna pequeña “vega” con surgencia de agua) se puede formar un matorral de talla algo mayor al que hemos llamado Senecio eruciformis-Fabianetum imbricatae (SFi, nº 23).

También como matorral orófilo incluimos una peculiar formación claramente finícola que se presenta exclusivamente en un peculiar enclave Supramediterráneo de la cordillera El Melón y que está caracterizada por una mata que alcanza los 2,5 m de alto: Adesmia rubroviridis. Su comunidad la hemos denominado Adesmietum rubroviridis (Ar, nº 2) y se encuentra entre los 1900-1950 m de altitud.

La vegetación orófila del piso Supramediterráneo de las cumbres de la cordillera El Melón cuenta con muy puntuales muestras de formaciones de llareta (Laretia acaulis), que se presentan en rodales discontinuos indicando las posiciones topográficas donde más tiempo se debe acumular la nieve. Hemos encontrado reducidas muestras de la comunidad que construye, a la que hemos llamado Olsynio frigidi-Laretietum acaulis (OLa, nº 19), en las estribaciones de las dos cumbres principales de este macizo: en el cerro Caquis y en el cerro Chache. No fue encontrada en el cerro Tabaco.

Por último, dentro de estas formaciones orófilas, reconocimos una asociación de especies pioneras hemicriptofíticas sobre suelos desnudos cubiertos de pequeño cascajo pedregoso; la denominamos Oriastro lycopodioidis-Cruckshanksietum hymenodontis (OCk, nº 18) y fue hallada solamente en el Supramediterráneo del entorno del cerro Chache, sobre los 2300 m s.n.m.

+ Grupo 4: Bosque y matorrales azonales

Abarcamos con este último grupo de vegetación aquellas comunidades cuya dependencia del macrobioclima es menor que la de otros factores ecológicos más locales, fundamentalmente de la topografía. Es decir, como ocurre universalmente en cualquier territorio, además de estudiar la vegetación climática y sus etapas seriales hay que tener en cuenta las comunidades edafohigrófilas y las edafoxerófilas.

      La vegetación edafohigrófila correspondiente a los fondos de quebrada con una mayor disponibilidad de agua al menos en una parte del año, está bien delimitada por formaciones arbustivas y a menudo de notable biomasa dominadas por especies de Escallonia. Hemos acuñado un nombre de alianza Escallonion illinito-myrtoideae (Eim, nº 11) ante la imposibilidad de decidir si realmente hay dos asociaciones en estas arbustedas de quebradas (una presidida por E. illinita y la otra por E. myrtoidea) que se discriminen ecológicamente, o no. Además de estas dos especies de Escallonia (una u otra en la mayoría de los casos) son habituales Buddleja globosa, Aristotelia chilensis o Maytenus boaria y tambien son frecuentes buenas indicadoras de agua edáfica como Baccharis sagittalis, Equisetum bogotense e incluso algunos pteridófitos. Hay ejemplos de ellas en numerosas quebradas del horizonte Mesomediterráneo superior de ambos macizos; en los niveles del Mesomediterráneo inferior se empiezan a mezclar con especies arbóreas de mayor talla y dependiendo de la continuidad del flujo del agua hasta el verano, se puede llegar a formar un auténtico bosque de ribera como la Beilschmiedio-Crinodendretum pataguae (BCp, nº 4) o quedarse simplemente como posición de refugio de las leñosas arbóreas del bosque esclerofilo (peumo, boldo, quillay, etc.). Aunque tenemos muestras de este tipo de bosque edafohigrófilo de territorios vecinos (comunas de Nogales y Olmué, ver Amigo & Flores-Toro 2012a), encontramos también unas pocas presencias en los piedemontes occidentales de la cordillera El Melón, en niveles de altitud que atribuimos ya al piso Termomediterráneo. Claramente se ve que es un tipo de comunidad que debió ser más abundante en tiempos remotos; su principal problema estriba en que cuanto menor altitud, más antropizada y alterada está la vegetación leñosa del cauce de los esteros.

      Otras de las comunidades más representativas de las laderas rocosas y exposiciones especialmente secas tanto en la corillera del Melón como en el cerro Tabaco son las formaciones de chaguales. Creemos que se pueden considerar dos asociaciones que tienden a discriminarse altitudinalmente aunque responden a una misma casuística ecológica y biogeográfica. Las hemos tratado conjuntamente como Puyetum berteronianae + Puyetum coeruleae (P+P, nº 20). Constituyen una vegetación claramente edafoxerófila dominada por las grandes bromeliáceas arrosetadas del género Puya acompañadas de algunas especies xerofíticas (Pyrrhocactus curvispinus, Krameria cistoidea, Dioscorea saxatilis, Cheilanthes hypoleuca). La tendencia que hemos apreciado es la de que la Puyetum berteronianae se desarrolle por todo el Mesomediterráneo inferior y superior, mientras que la Puyetum coeruleae está mejor representada en el Supramediterráneo, aunque se solapa con la anterior en el Mesomediterráneo superior; además es mucho menos frecuente en el cerro Tabaco.

      Finalmente hemos considerado otras dos posibles asociaciones, también edafoxerófilas, presididas por sendas especies del género Calceolaria. Aunque el material geológico no se presta demasiado a la formación de paredes rocosas verticales, puntualmente hemos podido perseguir una comunidad de Calceolaria meyeniana (CCm, nº 8), presente en el Mesomediterráneo superior y hasta el Supramediterráneo, y diferenciada por esta especie como la más llamativamente especialista en fisuras y grietas de la pura roca. Como siempre en este tipo de vegetación, forma comunidades pobres en especies por la exigencia de lo especializado del hábitat en que viven. Además en el Mesomediterráneo superior es posible ver una comunidad de caméfitos y hemicriptófitos de comportamiento casmo-comofítico especializados en colonizar taludes más o menos terrosos; hemos designado para ella una asociación denominada Haplopappo velutini-Calceolarietum polifoliae (HCp, nº 14) por ir presidida por el endemismo Calceolaria polifolia que se acompaña de Pleurophora pungens, Viviania mariifolia o Calceolaria densifolia, mejor o peor dibujada, se aprecia tanto en El Melón como en el cerro Tabaco.

 

CATALOGO SINTAXONOMICO DE LAS ASOCIACIONES

 

 

AGRADECIMIENTOS

A los curadores de los herbarios SGO y CONC por las facilidades otorgadas para revisar dichas colecciones. A Mélica Muñoz-Schick por la identificación de Ch. glandulosa var. gracilis. A Renate Hildebrand por su compañía y colaboración en terreno. Además la autora agradece el apoyo de la beca Banco Santander - USC para realizar sus estudios doctorales en España.

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Amigo J. & L. Flores-Toro. 2012b. The supramediterranean scrub in the Central Chilean province: phytosociological position. International Journal of Geobotanical Research 2: 87-110.

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Angiosperm Phylogeny Group (A.P.G.). 2009. An update of the Angiosperm Phylogeny Group classification for the orders and families of flowering plants: APG III. Bot. J. Linn. Soc., 161: 105121.

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Citar este trabajo como:

Flores-Toro, L. & J. Amigo. 2013. Flora autóctona de la cordillera El Melón y del cerro Tabaco, sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad, Región de Valparaíso, Chile. Chloris Chilensis, Año 16. N°1. URL://www.chlorischile.cl 


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